Solo pasaron unas cuantas semanas para que yo volviera a acudir al mayor templo de futbol de mi región, o por lo menos es lo que la mercadotecnia y las frivolidades dictan entre las personas oriundas de torreón Coahuila y sus alrededores, prácticamente acudí al estadio por un capricho de mi santo padre, el quería presenciar a viva voz la magnificencia de semejante construcción.
Tardamos cerca de 1 hora y media para poder entrar al tsm, asquerosa y tardía circulación, me perdí de los primeros 22 minutos con 14 segundos del primer partido de la temporada del equipo local (santos), sin embargo agradezco a la avalancha de automóviles que subían la temperatura del motor en que íbamos montados pero sobre todo subían de tono mi intolerancia por el embotellamiento.
Me senté en la primera fila del área de sol con nombre de unas frituras, exactamente sección 5 AAA butaca verde numero 96, a mi lado derecho disfrutaba del partido un sujeto regordete que fumaba como desesperado, tan desesperado como el estratega del club verde y blanco.
En la vida diaria los seres humanos somos contreras por naturaleza, siempre, y decir siempre es siempre hacemos lo contrario a las críticas que recibimos, en este caso Rubén Omar Romano no está exento de esta reacción tan característica de cualquier ser vivo, ¿Por qué lo digo? El primer tiempo el santos se fue a los vestidores con el marcador en contra 0-1 favor Morelia, evidentemente tenía que modificar su formación “pasada de moda” empezó con 5-3-2 y termino con 4-4-2 sacando a las vacas sagradas o mejor dicho toro sagrado (Matías Vuoso) Arce.
Menos mal Romano rectifico su error en formación pero eso no lo indulta, rectificar no significa hacerlo bien, significa que se equivoco y se dio cuenta de su fatídica decisión.
Casi lo olvidaba, el tipo regordete sentado a mi lado derecho me hiso el comentario de que la formación de Romano estaba pasada de moda, que hoy es el titulo de estas líneas, gracias mi estimado adicto al tabaco.
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