Una lagrima y un recuerdo: "Cadetes de Linares"

Camine unos cuantos pasos para llenar un vaso de té bien helado, el solo hecho de leerlo y recordarlo me provoca salivar como el perro del científico Pablov en fin, no era para menos en la televisión en el canal de ESPN comenzaría el partido de futbol entre las selecciones de México y Argentina, los malditos e impasables octavos de final de la copa del mundo en Alemania 2006, pero esa historia se ha repetido en los años 1994, 1998, 2002, según me dicta mi memoria futbolera…

Comenzó el partido, en la narración José Ramón Fernández y el siempre acalorado en sus comentarios Carlos Albert, México con un buen plantel, la mayoría de los jugadores en esa noche alemana y tarde en la republica mexicana estaban en el balompié nacional, solo el capitán Rafael Márquez pisaba el pasto del futbol europeo.

Gol tempranero del antes mencionado le dio una alegría muy breve a los seguidores de la verde, pues minutos después argentina anoto el empate y en tiempo extra una pincelada de Maxi López sepulto cualquier aspiración, lo volví a ver y me produce enfado, siempre pasa los mismo se juega como nunca y se pierde como siempre. Me pregunto si mis ojos verán algo fuera de los tropiezos que durante 23 años de gusto por el “fucho” he visto.

Como apunte, un vecino incomodo tenía una canción que bautizo el nombre de esta columna.

La historia se repetirá este próximo Domingo, 13:30 de la tarde, solo puede teñirse de dos tonalidades, alegría y fervor o bien una profunda tristeza. ¿Argentina puede llevar las apuestas dentro de una normalidad? o México romperá cualquier pronóstico y dará una salida como válvula de escape al país, que se encuentra sumergido en tanta violencia, porque quiérase o no, le guste a quien le guste si los nuestros ganan esta eliminatoria la “neta” que nos darán un motivo para sonreír aunque sea un poco y olvidarnos de viejos recuerdos y lagrimas lacerantes.

“Me caí de la nube que andaba”: Cornelio Reyna

No sé en verdad si el estado etílico en el que me encuentro pueda ser un buen escenario para redactar, (que mas da) bien dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad por lo tanto no será diferente. Como quería ser altamente honesto con mi escritura de esta columna me tome unas cuantas cervezas hasta llegar a mis limites perfectamente bien conocidos.

Dos minutos y cuarenta y nueve segundos que dura la canción que puso titulo a este trabajo, me sirvieron perfectamente para tan menuda analogía entre un desamor de dos personas y mi descontento con una publicación que me mantenía cautivo mes con mes (revista “Futbol total”), gracias a que leí las diminutas letras que pusieron debajo de su título: 15 razones por las que México podría ser campeón del mundo y entre paréntesis “o al menos tener la mejor participación de su historia, me desengaño, me decepciono profundamente.

Perderle el gusto, o el amor, o el respeto a algo o a alguien me pasa muy seguido, cada vez que me entero de mejores espacios de periodismo deportivo ya sean radiofónicos, impresos, o televisión, por lo tanto mi umbral de critica va en asenso, aunque cabe mencionar que en comparación de muchos que leerán esto pudiera parecerles un juego de chiquillos por su mayor brebaje en estos menesteres.

Compartiré un poco de esta singular canción:
“Hay compadre como duelen estos golpes”
Me caí de la nube que andaba, como a veinte mil metros de altura
Me tapo con su lindo vestido, me colmo todo el cuerpo de besos y abrazado conmigo lloro.

Enserio que esto puede encajar con dicha publicación, deberse a intereses comerciales y de patrocinios, limita a la libre expresión, a pronunciarse en contra de lo que está mal, bastante tenemos con Televisa y TV Azteca que monta todo un circo y desembolsa millones de pesos para tener televidentes con un léxico de protesta tan, pero taaan pequeño, que se tragan cualquier basura que digan: los Alarcón, los Peláez, los André Marín, en fin nosotros tenemos la decisión en nuestra mano derecha o izquierda (según este el control remoto del televisor).

Por ahí leí una frase que embona y será el remate de cabeza que quiero dejar para la posteridad: “Para cambiar nuestra realidad hay que estar bien informados, la verdad nos hará libres”, por favor empléenlo con la selección mexicana de futbol.

"Solo hay de dos sopas"

Imagino el mejor restaurante del mundo, mesas decoradas fina y meticulosamente, música ambiental, excelentes chefs y por ende esquicitos platillos para degustar, se supone que cualquier comensal con reservación dentro del cupo limitado de los 32 que existen, tiene acceso ya sea al bufet o pedir a la carta, pero cada cuatro años este lujoso y soberbio lugar abre sus puertas. Al preguntar nombres de procedencia comienza lo interesante.

Los hay flacos, gordos, altos, chaparros, morenos, amarillos, blancos, colorados, cada quien muestra sus credenciales, “dime de cual calzas y te diré pa que te alcanza” seria la expresión correcta.

En este festín gastronómico hay un invitado que se le ha negado comer postre, España, siempre llega a pidiendo a la carta y termina despachado en la barra de bufet. Aunque esta vez porta más hambre que ningún otro, el privarse de platillos principales no es una opción, ni siquiera le echarían el ojo a esa posibilidad.

Una generación bien trabajada, sobrada de carácter y de convicción no tendrá problema alguno en devorar los entremeses que serán servidos: platillos chilenos, hondureños y suizos, no les llenara ni una muela mucho menos el estomago vacio de coronas.

Los expertos en comida internacional que están bien fogueados son chaparritos, Andrés Iniesta número 6 que si le pones una corbata parece empleado bancario pero en la cancha es el mejor del mundo en su posición, según Cesar Luis Menotti y su eterno compañero Xavi Hernández quien pareciera tiene 3 cerebros uno en cada pierna y el otro donde esta normalmente.

Definitivamente la selección española de futbol solo tiene 2 sopas: ganar el mundial o ganar el mundial.